Mi primer destino del año fue el estado Barinas, sitio donde nací y dónde reside gran parte de mi familia, fue un viaje corto y de esos que planificas de un día para otro, pero aún así, no dejó de ser una experiencia placentera para mí.
Luego de 7 años sin visitar la ciudad, me sorprendió enormemente el cambio que ha dado, ahora posee dos grandes centros comerciales, sin contar otros de menor importancia, grandes tiendas, incontables urbanizaciones y nuevas propuestas turísticas para el visitante, quienes podrán escoger entre las diversas opciones que ofrece el estado.
No podía regresar a Maracaibo sin trasladarme hasta la frontera entre el estado Mérida y Barinas, específicamente a un pueblito llamado Altamira de Cáceres, sitio pintoresco, que aún conserva sus calles de piedra, sus casas de grandes puertas y ventanales, gente amable y el clima más agradable de este estado tan cálido.
También visité Pedraza, pueblo que ha crecido vertiginosamente y El Tesoro, que como bien su nombre lo indica es una joya que se conserva igual a pesar del paso de los años, aunque les paso el dato, en la entrada al pueblo se está construyendo un hotel de grandes dimensiones y con diversos servicios, esperemos que impulse el turismo en esta área y sea de gran beneficio para sus pocos habitantes, por allí estaré cuando entre en funcionamiento.
Una vez más pude admirar las grandes bellezas naturales que posee nuestra tierra tan prodigiosa, y reencontrarme con tantas personas lindas, familiares y amigos que siempre recuerdo y ansío volver a ver.
Sin embargo, no todo es tan bello, en la actualidad, Barinas se encuentra en una situación crítica debido a la inseguridad que reina en las calles, y unido a esto se puede apreciar como el casco histórico de la ciudad se encuentra un poco descuidado, el llamado es para sus gobernantes; quienes deberían prestar mayor atención al estado del cual se benefician y que los vio crecer.
Luego de 7 años sin visitar la ciudad, me sorprendió enormemente el cambio que ha dado, ahora posee dos grandes centros comerciales, sin contar otros de menor importancia, grandes tiendas, incontables urbanizaciones y nuevas propuestas turísticas para el visitante, quienes podrán escoger entre las diversas opciones que ofrece el estado.
No podía regresar a Maracaibo sin trasladarme hasta la frontera entre el estado Mérida y Barinas, específicamente a un pueblito llamado Altamira de Cáceres, sitio pintoresco, que aún conserva sus calles de piedra, sus casas de grandes puertas y ventanales, gente amable y el clima más agradable de este estado tan cálido.
También visité Pedraza, pueblo que ha crecido vertiginosamente y El Tesoro, que como bien su nombre lo indica es una joya que se conserva igual a pesar del paso de los años, aunque les paso el dato, en la entrada al pueblo se está construyendo un hotel de grandes dimensiones y con diversos servicios, esperemos que impulse el turismo en esta área y sea de gran beneficio para sus pocos habitantes, por allí estaré cuando entre en funcionamiento.
Una vez más pude admirar las grandes bellezas naturales que posee nuestra tierra tan prodigiosa, y reencontrarme con tantas personas lindas, familiares y amigos que siempre recuerdo y ansío volver a ver.
Sin embargo, no todo es tan bello, en la actualidad, Barinas se encuentra en una situación crítica debido a la inseguridad que reina en las calles, y unido a esto se puede apreciar como el casco histórico de la ciudad se encuentra un poco descuidado, el llamado es para sus gobernantes; quienes deberían prestar mayor atención al estado del cual se benefician y que los vio crecer.
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